Llamamiento a la sociedad colombiana
La actual rebelión popular que se expresa en el movimiento del paro nacional ha puesto sobre la mesa la profunda crisis que sacude el país. La crisis del capitalismo periférico y dependiente toca sin excepción a todas las escalas de la sociedad, pero en especial a las inmensas mayorías que cargan sobre sus hombros el peso principal de la desigualdad. Esta rebelión disruptiva no es resultado del azar: es producto del colapso del neoliberalismo que hizo de la desigualdad norma y la impuso recurriendo a las peores formas de la violencia opresiva del Estado.
Un movimiento civico, popular y laboral, escenario de la protesta ciudadana ascendente, de jóvenes y pobladores, toma un carácter político al manifestarse como una forma de resistencia desarmada, democrática y de masas a la cruda violencia estatal. La protesta social ha recibido un tratamiento de guerra. La asistencia militar, impuesta en Cali y despues ampliada a ocho departamentos y 13 alcaldías del sur occidente, por el decreto 575, es un estado de excepción tramposo, no declarado, porque no existen motivos de conmoción interior ni guerra exterior que lo justifiquen.
El pueblo en movimiento ha sido más sabio. Rompió las barreras del terror, obligó a retirar la Reforma tributaria, la compra de aviones de guerra, el proyecto de ley 010, logró la renuncia de Carrasquilla y de la Canciller. Reconocer la matrícula cero para jovenes de estratos 1, 2 y 3, subsidiar limitadamente empleo en pymes a jovenes entre 18 y 28 años, aceptar la visita de la CIDH, previamente negada, son resultados de la lucha a pesar de su carácter limitado.
Señores del Consejo Gremial Nacional y señores del gobierno:
Una amplia mayoría de compatriotas que, de acuerdo con las estadísticas, ha apoyado el paro, sabe que un cambio de fondo es necesario, por fuera de los prejuicios y de la propaganda fascista. Hay sectores del empresariado que comprenden que esta situación no puede seguir.La renta básica y el empleo, promovidos desde el Estado, son una base sólida de reactivación económica. Matrícula cero, vacunación universal inmediata, no fumigaciones, cumplimiento de los acuerdos suscritos en el marco del Acuerdo de Paz (PNIS, PDETs), medidas de reforma agraria, garantías para la vida, no represalias jurídicas ni de ningún tipo contra líderes y lideresas ni contra sus organizaciones movilizadas, son, junto a otras, soluciones alcanzables.
Creemos que esta crisis nacional, que se agrava, debe tener una solución democrática, por la vía del diálogo, de la justicia social, de las movilizaciones y por la vía de las urnas. Es perversa la estrategia de negar las garantías y derechos fundamentales establecidos en la Carta y el ordenamiento jurídico nacional e internacional. No negociamos la protección ni el libre disfrute de los derechos constitucionalmente establecidos. Éstos deben ser cumplidos sin dilaciones por el gobierno como titular de su deber de garantía y protección.Tampoco aceptamos la impunidad amparada en la corrupción. Apoyamos el necesario litigio jurídico nacional e internacional (además de la JEP, principalmente ante la CPI, Naciones Unidas,
Sistema Interamericano de DDHH, y otros) buscando justicia para las víctimas y castigo para los responsables materiales, por cadena de mando, terceros determinadores y financiadores de la violencia brutal y los crímenes de lesa humanidad que se han cometido y se siguen cometiendo por la fuerza pública y civiles que actúan con su apoyo y aquiescencia.
A las madres y a las familias que han visto perecer a sus hijas e hijos en esta lucha por la justicia social, nuestro homenaje y solidaridad. Al Comité Nacional de Paro, a los Comités departamentales, a la Unión de resistencias, a las Ollas populares, a las Primeras líneas, a las y los jóvenes, trabajadores y estudiantes, al movimiento sindical, al magisterio, a las organizaciones indígenas y afro, a las y los compatriotas, en Colombia y en el exterior, a todas y todos: este paro nacional ha refrescado la lucha por una paz democrática, por una mayor igualdad social y por una democracia sin genocidio.
Esta ruta ha empezado ya. No admitimos que se nos trate más como enemigos ni como extraños. Todas y todos somos dueños colectivos del país. No más privilegiados ni corruptos en el Congreso y en el gobierno. Debemos luchar por un Congreso digno y un gobierno democrático y popular del que todas y todos, incluidos ustedes, nosotros y el resto, hagamos parte. Para ese Proyecto Democrático nacional el camino es la unidad y la convergencia más amplia de las fuerzas alternativas. El Pacto Histórico marca la posibilidad real de ese cambio al que nadie debe temer, sino al que todos debemos contribuir.
¡Viva el Paro Nacional!
¡Viva
el Proyecto Democrático nacional alternativo!
¡Viva
el Pacto Histórico!
¡Viva la Unidad del pueblo colombiano!
PARTIDO COMUNISTA – UNION PATRIOTICA – JUVENTUD
COMUNISTA
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O capitalismo está podre. Todos sabemos disso. Mas ele não cai sozinho